Al mirar a los ojos de esta mujer ves el agua que fluye por los ríos, yo definiría su presencia como un amanecer. Tiene esa delicadeza y sensibilidad que hace que te emociones con sólo mirarla. Sus instrumentos son la flauta y el arpa, ambos diferentes y a la vez envueltos en un aura de magia y misterio. La música circula por su sangre y las notas emanan de sus poros como el agua que se evapora en el mar y forma las nubes y la lluvia. Cuando Bonnie toca la flauta, hasta los pájaros de Yucatán dejan de cantar para escucharla.
He tenido el privilegio de estar al lado de esta maravillosa mujer. Hay seres tocados por una varita mágica y ella sin duda alguna forma parte de este reducido grupo de personas.
Os dejo una muestra de cómo la vi aquella mañana, llena de luz.